Es importante señalar que este repertorio sobre el patrimonio construido nacional compendia libros de arte que pueden ser considerados patrimonio documental del siglo XX. Algunos de ellos han sido producidos con una esmerada calidad editorial que se refleja en el papel de impresión, el encuadernado y el valor documental de las ilustraciones, así como el reconocimiento de que han sido escritos por renombradas autoridades académicas.

Esta bibliografía especializada incluye textos de historiadores y arquitectos de la vieja guardia, cuyas ideas estuvieron vigentes en las primeras décadas del siglo XX, por ejemplo, el geógrafo Antonio Peñafiel, Joaquín García Icazbalceta, Federico Mariscal y el cronista Artemio del Valle Arizpe.

También encontramos libros de grandes historiadores contemporáneos dedicados al arte religioso: Elisa Vargas Lugo, Clara Bargellini, Juan B. Artigas, Antonio Rubial, Manuel Toussaint, Francisco de la Maza, Eduardo Báez Macías, Efraín Castro Morales, Elena Estrada de Gerlero y Juan Anaya Duarte.

En el renglón de la arquitectura civil cito las obras de connotados arquitectos como Luis Barragán, Luis Ortiz Macedo, Jorge Legorreta, Enrique de Anda Alanís y Louise Noelle, así como de historiadores del arte: Guillermo Tovar y de Teresa, Luis MacGregor, Manuel Romero de Terreros, Aurelio de los Reyes y Clementina Díaz y de Ovando, entre otros.

En la arquitectura militar y la burocracia civil sobresalen las obras ejemplares de Miguel Sánchez Lamego y Alberto Trueba Urbina, con una gran calidad fotográfica.

En el rubro del urbanismo y sus expresiones artístico-culturales, cito los trabajos de Sonia Lombardo, Carlos Chanfón y Helen Escobedo.

En la denuncia y defensa del patrimonio se tienen consignados los impresos de Martha Fernández.

En materia de conservación y restauración de monumentos y zonas de carácter histórico se consideran varias obras del ilustre arquitecto Salvador Díaz Berrio.

Por otro lado, grandes intelectuales y hombres de vasta cultura del siglo XX han apoyado la producción bibliográfica ya sea como prologuistas, presentadores o, en su defecto, haciendo advertencias o fungiendo como editores. Cabe mencionar aquí los nombres de Carlos Obregón Santacilia, Elisa García Barragán, Justino Fernández, Lino Gómez Canedo, Néstor García Canclini, Salvador Novo, Alberto María Carreño, Germán Viveros, Carlos Fuentes y Fernando González Cortázar.

En la producción de estos libros encontramos ilustradores, dibujantes y fotógrafos de gran fama nacional que han contribuido con sus imágenes a hacer más atractivo y digerible el conocimiento de la historia, las artes y la cultura en México, y que han hecho mucho más comprensible y didáctica su lectura.

Destacan en las primeras décadas del siglo XX como dibujantes el Dr. Atl y Alberto Beltrán; Guillermo Kahlo, gran fotógrafo de la arquitectura religiosa, y Eugenio Barros Espino en la fotografía industrial. Más tarde, en la segunda década de esa centuria, también contamos con innumerables fotografías de monumentos históricos tomadas por Fabio Foresti.

Es precisamente este acervo digital de arte, apoyado con ilustraciones de hombres de gran talento, el que anima a la Bibliografía del Patrimonio Construido de México y la convierte en un imán ante el público usuario al documentar, conservar y promover la imagen gráfica, producida durante más de un siglo, de los vestigios arquitectónicos y urbanos nacionales, mediante el uso de modernas tecnologías de la información.

Este repertorio también busca la identificación, recopilación y divulgación de un conjunto de libros de incalculable valor artístico, mediante un sistema de información gratuito. Creo que aquí radica su originalidad y su contribución a las bibliografías dedicadas a preservar la memoria histórica, las artes y la cultura nacional.